Por Carlín: http://carlincaturas.blogspot.mx |
En 1977 Dino Brugioni y Robert Poirer, expertos en análisis fotográfico, encontraron imágenes del campo de exterminación de Auschwitz que habían sido tomadas en 1944 desde aviones que buscaban depósitos de combustibles para bombardearlos. Con mayor tecnología y entrenamiento, así como un conocimiento de lo que buscaban, pudieron ubicar en las fotos escenas escalofriantes: los trenes de prisioneros, sus colas para ser desinfectados y entrar en las cámaras de gas, las chimeneas con humo. Lo que parecía obvio en los setenta, no lo fue en los cuarenta, cuando estas fotos pasaron inadvertidas y no se pudo tomar alguna acción al respecto.
En 2007, las fotos sí fueron funcionales para
Israel. En un operativo de película, la Mossad, la agencia de inteligencia
israelí, extrajo fotos de la computadora de un funcionario sirio en Viena, que
sugerían la construcción de un reactor nuclear en Siria. A pesar de la claridad
de la evidencia, todas las alternativas del primer ministro de Israel, el
moderado Ehud Olmert, eran riesgosas: denunciar a Siria por la vía diplomática,
lo cual podía demorar mucho, lo que permitiría avances en el reactor, o
eliminarlo con un ataque aéreo, tal vez un detonante de guerra. Para tomar la
decisión final a favor del ataque, consultó con psicólogos expertos en la personalidad
del inestable presidente sirio, que sugerían que si Olmert no hacía alarde
posterior al ataque y no hería su orgullo, éste no iba a reaccionar. Hicieron
eso, y las partes negaron oficialmente la destrucción del reactor nuclear e
inclusive su existencia.
En 1962, fotos aéreas también fueron muy
útiles, esta vez como detonante de la Crisis de los Misiles. Justamente, Dino Brugioni
fue uno de los analistas que confirmaron al Presidente John F. Kennedy la
presencia de misiles rusos en Cuba. Las pruebas eran irrefutables, aunque el
camino a seguir era incierto. ¿Diplomacia, ataque aéreo, invasión o bloqueo
marítimo? Kennedy armó su grupo de emergencia, el ExComm, aunque escogió el
bloqueo marítimo sin consenso. Dicen que Kruschev tomó las decisiones sobre
cómo responder, sólo en su oficina.
El proceso de toma de decisiones
presidenciales es muy complejo y difícil de entender. Muchas veces, como con
las fotos aéreas de Auschwitz, no se entiende la información disponible y ni
llega al presidente. En otros casos, la información, más clara e interpretada,
puede generar distintas alternativas de acción, aunque ninguna garantice el
éxito. El presidente Barack Obama cuenta que en todas sus decisiones tiene que
lidiar con probabilidades, dado que en todo lo que llega para su determinación,
no hay 100% de seguridad que esté tomando la opción correcta; si ese fuera el
caso, funcionarios de menor rango ya hubiesen actuado.
Tal vez esta complejidad explica por qué el presidente
Ollanta Humala está alargando el proceso para decidir sobre el indulto. Los
fujimoristas con una estrategia confusa y ruidosa lo están presionando mucho
por una rápida decisión. La prensa ha dedicado semanas y muchas primeras planas
a promover o atacar el indulto.
Sin embargo, en este caso, a diferencia de
las decisiones basadas en fotos aéreas o en información incierta de espionaje, la
evidencia es muy clara: el expresidente Fujimori, condenado en un ejemplar
juicio, no es un enfermo terminal (a pesar de esa dramática foto que generó
burla, más que compasión), con lo que el sustento de la negativa del indulto es
concluyente. Todo lo demás es cálculo político, e inclusive ahí los argumentos
en contra son claros. Sus votantes originales, muchos de los que se sienten
engañados por su viraje en materia económica, no perdonarían la traición a uno
de los principios originales de su campaña. Sus actuales partidos políticos
aliados pasarían rápidamente a la oposición. Mario Vargas Llosa, con toda su
influencia nacional e internacional, está decididamente en contra. Y todo esto
para ganar el apoyo de los fujimoristas, un grupo que desde tiempos del bacalao
ha practicado la mentira, la manipulación, el autoritarismo y la corrupción como
un estilo de hacer política.
Humala tendrá que tomar muchas decisiones
complejas en el futuro. Afrontar amenazas a la seguridad interna, solucionar
conflictos sociales, impulsar leyes sin mayoría. Debería guardar su energía y
capital político para esos casos, dado que la negativa del indulto tiene toda
la claridad legal y política.
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