Ya estamos en el Mundial. En América Latina, el Perú tiene una de las redes más extensas de tratados de libre comercio. Así, el Estado, gracias a MINCETUR, puso a las empresas peruanas, incluyendo las micro, pequeñas y medianas (MIPYMEs), a competir globalmente.
¿Qué requiere un jugador para triunfar? Sin duda, no le basta su don para el balón, sino necesita un equipo de apoyo, básicamente entrenador y agente. Si la MIPYME es un futbolista, ¿a quién necesita? Empecemos por el “agente”. ¿Qué tan buenos contratos hubiesen logrado Maradona sin Cóppola, o Forlán sin Bolotnicoff? Para las MIPYMES peruanas los “agentes” son principalmente PROMPERU y los Consejeros Económico Comerciales peruanos en el mundo.
PROMPERU promociona MIPYMES para que exporten, a través de presencia en ferias especializadas, contactos con compradores, inteligencia comercial, entre otros. Hace una muy buena labor, in embargo, no tiene presupuesto suficiente, ni un esquema de incentivos para sus trabajadores, ni la capacidad de tercerizar fácilmente servicios a operadores privados. Las consejerías comerciales merecen un artículo aparte, por los problemas de presupuesto (históricos) y selección (recientes), a pesar de la encomiable labor de muchos Consejeros.
Hablemos ahora del “entrenador”. ¿Argentina campeonaba el 78 sin Menotti? ¿Brasil el 70 sin el Lobo Zagallo? Para las MIPYMEs el “entrenador” son las instituciones que las apoyan para que sean productivas. Nuestros competidores ya tienen “entrenadores” de lujo: Chile tiene a CORFO y Brasil a SEBRAE. Ambas instituciones ofrecen servicios en una economía de mercado, con la intervención del Estado justificada por fallas de mercado que producen subinversión en innovación, capacitación, certificación y asociatividad. Así, generalmente tercerizando los servicios con operadores privados, financian y subisdian el costo de certificaciones (ISOs, Buenas Prácticas Agrícolas, Orgánicos, etc.), contratación de gerentes de asociaciones, programas de desarrollo de proveedores, misiones tecnológicas, entre numerosos servicios orientados a mejorar la competitividad. Ambas agencias han sido fundamentales para el éxito de miles de empresas.
¿Qué “entrenador” tienen las MIPYMES en el Perú? No tienen uno, tienen muchos, sin liderazgo y que toman decisiones descoordinadas. Son diversas instituciones y programas dispersos: la Dirección Mi Empresa, los Centros de Innovación Tecnológica (CITES) y el Fondo de Competitividad en PRODUCE; otros CITES en MINCETUR; AgroIdeas en el MINAG; el Fondo de Ciencia y Tecnología (FINCYT) en la PCM; el Programa PROCOMPITE del MEF; FONDOEMPLEO; y muchos otros más en diversos ministerios.
Personalmente, he dirigido y participado en algunos programas. Detrás de ellos hay funcionarios que trabajan durísimo y que nadan contra la corriente de la burocracia. A pesar de los obstáculos, algunos, como los CITES y el FINCYT, son un ejemplo internacional de buenas prácticas. Sin embargo, en general, no cuentan con un marco institucional adecuado: muchos expuestos a captura política; otros sin personal calificado; la mayoría sin normas administrativas ágiles; algunos se cruzan brindando servicios similares, con programas temporales y mal estructurados.
¿Cómo conseguimos un “entrenador” de nivel? Generando la institucionalidad necesaria, como CORFO y SEBRAE: con un Consejo Directivo público-privado para evitar la captura política y privada, con normas que permitan ejecutar rápido y tercerizar servicios a privados, con esquemas de cofinanciamiento temporal a las MIPYMES para generar incentivos correctos, y con transparencia y evaluación de impacto para ahuyentar la corrupción y malos manejos.
Felizmente, a nivel técnico hay un trabajo que ha trascendido varias gestiones en el MEF y PRODUCE, que está definiendo la institucionalidad necesaria, con una propuesta que construya algo nuevo (una Agencia para el Desarrollo Productivo) o desarrolle los servicios sobre una institución existente. En cualquiera de los casos se debe reunir los diferentes programas de apoyo actuales de desarrollo productivo e innovación, generando sinergias y reduciendo costos.
Lo ha dicho Ricardo Hausmann: “para que un país pobre se vuelva rico, tiene que cambiar lo que produce”. La estructura de nuestra canasta exportadora (80% tradicionales y 20% no tradicionales), es de país pobre. En el Mundial de las MIPYMES se compite en una economía globalizada centrada en el conocimiento, con productos y servicios con valor agregado. En una coyuntura con más temor a una desaceleración china que nos demandaría menos materias primas, es apremiante diversificarnos con bienes y servicios sofisticados. Por eso, a pesar que también tenemos que mejorar a nuestro “agente”, es muy urgente que ya contratemos a ese “entrenador”.
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